Cristina Fernández de Kirchner habló por primera vez en un acto desde que Javier Milei es Presidente. En la inauguración del microestadio Néstor Kirchner en la localidad de Quilmes, dio mensajes hacia adentro y hacia afuera de su espacio político. El eje central del discurso apuntó contra el programa económico libertario: cuestionó el brutal ajuste fiscal, las propuestas de privatización de las empresas públicas y la extranjerización de los recursos del país que propone el gobierno de la Libertad Avanza, al que definió como «anarco- colonialista». «Te puede haber votado el 60 por ciento de la gente, pero si después cuando sos gobierno la gente se caga de hambre, ¿de qué sirve?», arremetió.
La jornada arrancó temprano en las calles de Quilmes con cientos de personas que se congregaron para ir a escuchar a CFK el día que se cumplían 21 años desde que Néstor Kirchner fue elegido Presidente. «Cuando bajaste los cuadros todo empezó a cambiar», decía una bandera gigante que pusieron en una de las gradas del nuevo estadio. En su ingreso, el espacio tiene la estatua de Néstor que supo estar en Quito, en la sede de Unasur, y luego en la entrada del Centro Cultural Kirchner. La Cámpora fue la que movilizó y organizó el acto. «La Cámpora siempre va al frente/ porque sabe que la patria no se vende/ A los traidores ni perdón, ni olvido/ tienen el repudio del pueblo argentino», cantaban algunos de ellos, que tenían pecheras y pilusos de la agrupación.
CFK subió al escenario cerca de las cinco de la tarde junto a la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza. Horas antes, el gobernador Axel Kicillof había inaugurado con el intendente Jorge Ferraresi y Andrés «Cuervo» Larroque el Centro Cultural Kirchner de Isla Maciel y también había encabezado en Ensenada un acto con Mario Secco. El evento de Avellaneda iba a coincidir con el de Mayra Mendoza, pero cuando CFK anunció que iría a Quilmes, Ferraresi adelantó el horario del de Avellaneda.
Dardos a los libertarios
«Decidí venir para reflexionar sobre este experimento anarco capitalista», empezó diciendo la expresidenta y se lamentó porque dijo que «siente como si estuviéramos en el juego de la oca y hubiéramos retrocedido al lugar de partida». Luego, dijo que escuchó la última cadena nacional de Milei y criticó que «es fácil decir que se tiene superávit fiscal si no se paga obra pública, no se giran fondos a las provincias, ni a las universidades». «Es como si ustedes en su casa, después de no haber pagado ninguna cuenta, dicen que tienen plata. No es cierto», ejemplificó. Por otra parte, añadió que «creer que el problema es el déficit fiscal es no entender el país, ni el mundo porque solo tres países tienen superávit: Noruega, Dinamarca y Australia y el que más déficit fiscal tiene es EEUU», el país con el que –según CFK– Milei tiene «relaciones carnales».
La exmandataria también se tomó unos minutos para cuestionar la Ley Bases que este lunes se tratará en la Cámara de Diputados: «contiene privatizaciones, una reforma laboral, reducciones impositivas», enumeró. Fue en ese momento que reconoció «la legitimidad de origen», que tiene Milei, pero expresó: «La legitimidad de origen necesita legitimarse en los resultados de gestión. Te puede haber votado el 60 por ciento pero si después cuando sos gobierno la gente se caga de hambre, pierde el trabajo y no puede llegar a fin de mes, ¿de qué sirve?», dijo. La gente se caga de hambre porque ustedes durante décadas defendieron un modelo que se basaba en gastar sin límites y falsificar dinero para tapar el agujero», le respondió el Presidente, una hora más tarde, utilizando uno de los lugares comunes de su discurso, el de su supuesto «enfrentamiento la casta».
Ahondando en los problemas que conllevaría la aprobación de ley Bases, CFK recordó que «cuando Néstor llegó a la presidencia, todo era privado». «En aquel momento se había privatizado todo el patrimonio. Nosotros no somos ni privatistas ni estatistas. Recuperamos AYSA porque la empresa francesa no cumplía y no había agua en el conurbano. Recuperamos Aerolíneas porque en el 2008, cuando pertenecía a Iberia, el estado nacional pagaba el combustible y todos los sueldos. También YPF porque Repsol había convertido a una compañía petrolera en financiera y teníamos que recuperar la soberanía energética». «de nada», dijo, además, cuando contó que en marzo Vaca Muerta batió récords de producción. Y finalizó recordando que durante su gobierno también «recuperamos las jubilaciones porque el estado estaba pagando el 60 por ciento de las pensiones».
Si las privatizaciones no funcionaron en la década del 90 «¿por qué van a funcionar ahora?», se preguntó y disparó: «Por más que el Presidente haga caritas y se enoje, no tiene un plan de estabilización. En la cadena nacional dijo que la recuperación y el crecimiento vienen del petróleo, el gas, la minería y el campo, es decir, quiere una economía de carácter extractivista. Sin valor agregado, precapitalista. Me hace acordar a la Argentina del Río de la Plata. Se llevan todas las riquezas. Más que anarco-capitalismo, es anarco-colonialismo», catalogó. El público le respondió efusivo con dos cánticos: «La patria no se vende”, y «Patria sí, colonia no».
Frente a la mirada atenta de los militantes, que tenían carteles con su cara, y que cantaban «Cristina Presidenta», ella puntualizó sobre el gobierno de Milei: «es tremendo que el sueldo no alcance, algo que también nos pasó durante nuestro último gobierno, pero peor es no tener salario a fin de mes. Esto se avecina y el Presidente debe comprender y dar un golpe de timón a esta política», le recomendó.
Sobre el modelo de LLA añadió: «es mentira que los empresarios se van a fundir. No son mala gente, pero a los empresarios lo único que les importa es la rentabilidad. Es el Estado el que tiene que generar armonía». Por último, criticó: «El problema es que son muy dogmáticos. Quieren acomodar la cabeza al sombrero. Pero, si no le entra la cabeza, agrande el sombrero, Presidente, no achique la cabeza. Si lo hace lo vamos a ayudar porque nadie quiere que le vaya mal al país», su público la aplaudía.
Por último, se refirió a la multitudinaria marcha del martes en defensa de la educación pública y dijo que dos de las empresas más exitosas del sector tecnológico, Mercado Libre y Globant, se beneficiaron de exenciones fiscales que hubo durante su gobierno y el de NK, además de que la mayoría de sus trabajadores son de la universidad pública. Mostró que en 2022 Mercado Libre, obtuvo un total de USD 79 millones de dólares de ventajas fiscales y USD 103 millones en 2023. “Con eso nos alcanza para financiar a todas las universidades”, remarcó. «Comiencen a devolver todo lo que han recibido a la sociedad», les exigió.
En el campo nacional y popular, ¿cómo andamos?
El gesto de la vicepresidenta de mostrarse con La Cámpora no fue casual. Hace meses que vienen creciendo los ruidos internos entre la agrupación que conduce su hijo y el sector más vinculado al gobernador bonaerense, Axel Kicillof. En varios pasajes de su discurso, de hecho, CFK hizo mención al asunto. Kicillof estuvo en el acto, pero no subió al segundo escenario desde el que la expresidenta habló a los militantes que se habían quedado fuera del estadio. Allí estuvieron detrás de ella: Máximo Kirchner; el senador Eduardo «Wado» de Pedro y Mendoza.
«Yo soy medio mandona, no lo voy a cambiar nunca», admitió CFK. Eso es lo que le critican desde algunos sectores del peronismo cuando la acusan de elegir «a dedo» a los candidatos del espacio, entre otras cuestiones. En este momento, dentro del peronismo/kirchnerismo hay rispideces entre el sector de La Cámpora y el del gobernador Kicillof. Este sábado CFK decidió mostrarse más cerca del primero. Los dardos hacia el segundo fueron repetidos, aunque sutiles. El primero fue contra Ferraresi. «En nombre mío y de mis hijos les agradezco a Mayra –por el nombre que le puso al polideportivo– y también a Ferraresi, el compañero que hace unas horas acaba de inaugurar un Centro Cultural Kirchner en Isla Maciel, aunque es una réplica bastante más chiquita», dijo socarrona. En otro momento también se quejó de algunos «peronistas kirchneristas», aunque dijo que «no pienso sacarle mi apellido a nadie».
Reflexionó que, hacia adentro del peronismo, tienen certezas que no tenían en 2019. «La primera es algo que escuchamos, incluso dentro de nuestras propias filas, que es la crítica a mis modales, mi intensidad. Después de este Presidente yo soy la Condesa de Chikoff. No me jodan más con eso», indicó. Y segundo, explicó, «es que la gente nos eligió en 2019 porque se acordaba cómo había estado hasta 2015. El problema fue cuando pensaron que los habían votado por los buenos modales».
«No es hora de reproches. Es hora de reflexión y de análisis», opinó y mandó a la dirigencia a formarse. «Hay mucho burro suelto y otros que se aprovechan e instalan cosas que no son. No podemos salir más a la bartola», subrayó y aconsejó: «cuando vayan a la tele vayan a hablar de cosas que le importan a la gente. Hay que estudiar, formarse. Hay que salir a discutir cosas importantes, no pelotudeces». Y pidió: «aunemos esfuerzos para que no nos vuelvan a convertir en un páramo de desocupados con científicos que se van».
Para finalizar recordó: «Cuando en Avellaneda dije que cada dirigente tenga en su mochila el bastón de mariscal, no era para que se lo den por la cabeza a otro compañero, era para tomarlo y lograr que la gente pueda vivir mejor. Tenemos una enorme responsabilidad como oposición, que es discutir el país que queremos reconociendo lo que hicimos, lo que nos faltó y mirando para adelante. Siempre hay que mirar para adelante».
Fuente: Pagina 12