NACIONALES
31 de mayo de 2023
Chaco: Campaña solidaria con Alejandra Ciriaco

Alejandra Ciriaco de nación Qom, luchadora contra el gatillo fácil en Chaco, se encuentra atravesando una dura situación económica. Convoca a las personas a colaborar en una colecta ante la crisis que complica el sostenimiento diario de sus actividades y del comedor que coordina en su territorio chaqueño.
Por Sol Sueyro y Laki Quispe (TeleSISA)
Nacida en territorio Chaqueño de Sáenz Peña, Alejandra del Pueblo/Nación Qom creció contra la adversidad de una región abandonada por el estado que vulnera todos sus derechos por ser de un Pueblo Indigena, pobre y por ser mujer. Conocimos a Ale cuando pedía desgarradamente justicia por su hijo Ismael Ramírez, el niño asesinado de un disparo en el pecho el 3 de septiembre de 2018. Este año se va a cumplir 5 años del asesinato impune. Pero Alejandra no solo debe cargar con el doble dolor por no tener a su hijo y de la impunidad del caso, sino que, además, debe vivir frente al olvido del estado y por ello recurrir a la solidaridad de la gente.
“Yo siento que sigo pidiendo y me siento mal, yo trabajé siempre por monedas, a veces no comíamos pero si a mí me preguntan: era feliz, porque estaba con mis hijos”, aseguró Alejandra, que conoció el dolor más profundo que puede atravesar una madre, el arrebato de la vida de un hijo. "Tuve que sacar a mi hijo de la escuela a la que iba junto a Ismael, hoy Gonzalo tiene 13 años. No pude continuar viendo que iba a retirarlo del colegio y que su hermano nunca iba a salir", agregó.
Ni la justicia ni el estado han dado reparo a su situación. Alejandra no tiene trabajo y junto a su familia viven en una casita de chapa, expuestos a la extrema vulnerabilidad. Repasemos su historia para re pensar nuestra reciprocidad con la hermana que sostiene una lucha por transformar las realidades de lxs niñxs indígenas.
Transformar el dolor en solidaridad
El 18 de Agosto, Alejandra junto a su familia y amigxs de Ismael abrieron las puertas de un Comedor Comunitario en Sáenz Peña, provincia de Chaco que lleva el nombre de “Ismael Ramírez", donde asisten niñeces, jóvenes y mujeres indígenas de nación Qom, Wichí y Avá Guaraní. En un principio el espacio contaba con facilitadoras que enseñaban a leer y a escribir pero hoy por hoy ya no cuentan con eso.
"El comedor nace al año de que me arrebataron la vida de mi hijo, fue pensar sentada en la ventana de la casita en donde vivo, como cuando me sentaba con mi hijo a compartir pan, torta, lo que hacíamos siempre… me puse a pensar qué podía hacer para seguir adelante y volcar este dolor que llevo en algo para lxs niñxs", contó.
Ale, vió en esos niñes el reflejo de su hijo. "En la cara de esos niñxs yo veo la cara de mi hijo, encuentro su mirada. Él era un niño que dónde había merendero, comedor, él iba siempre. Llegaba con leche o traía para mí porque él sabía que yo al otro día me tenía que levantar temprano a trabajar", narró.
A poco de que el espacio cumpla tres años, Alejandra nos cuenta que el lugar es sostenido por la ayuda de personas solidarias, y que es un espacio importante ante la cruel realidad de un Chaco profundo donde las necesidades van desde la mínima hasta la máxima. Sin embargo, no siempre cuentan con los recursos necesarios.
"Vienen los niños a preguntar si tenemos leche y no siempre tenemos, o preguntan: ¿van a cocinar hoy? Y si no tenes salís y con tristeza hay que decirles: hoy no tenemos. Quizá en otros territorios tengan para dar desayuno, una merienda, un almuerzo, una cena, pero nosotrxs eso no logramos tener. Ahora ya hace como 15 días que no le hacemos nada."
Según cuenta Alejandra, Desarrollo Social solo da dos módulos de mercadería que no alcanzan para cubrir el mes entero. Las donaciones las suelen tener de un movimiento de activistas de Bs.As. pues para que rinda la leche a lxs niñxs deben contar con 10 paquetes para una olla. Por otro lado, además de alimentos, también reciben donaciones de útiles y ropa para lxs niñxs, sin embargo, la ayuda es escasa, Alejandra advierte que "nadie de ningún espacio de organización social viene al comedor" y eso complica el sostenimiento diario del espacio. La situación es dolorosa y Ale nos necesita para continuar con su proyecto. "El dolor que llevo lo volqué en lxs niñxs y en su hambre y no poder darles lástima", expresó.
Ismael, el pequeño gran sabio
Ismael cumplió 18 años el pasado 13 de mayo. "A muchas madres nos cuesta decir cumpliría…", dijo Alejandra que mantiene viva la presencia de su hijo, es que en su corto paso por este plano terrenal transmitió valiosos valores y grandes enseñanzas. "Me decía que su sueño era un día trabajar y tener una casa. Me decía: "no te voy a hacer faltar nada"", recordó Ale, como tesoro en su memoria.
Asimismo, describe a Ismael como un sabio a sus 13 años, cuya mentalidad parecía la de una persona mucho mayor. "Parecía el más grande de sus hermanos", pues se mostraba en una personalidad protectora, solidaria, atenta a colaborar. "Siempre quería ayudar, si yo estaba cocinando o amasando él me ayudaba, él sabía hacer pan, torta…", contó Alejandra, y explicó: "Porque la vida del humilde no es como la del que tiene todo, la del humilde es distinta, no es una vida de privilegios. La vida del humilde, uno de muy chiquito hace las cosas, como ahora mis hijos también están ayudando a darle la merienda a los chicxs, a hacer el pan…"
Animarse a ver el territorio, a ver sus necesidades
"Me pongo contenta cuando me visitan las hermanas. Una vez vino una hermana de Chile y otra hermana de Bolivia y la verdad me sentí halagada porque ellas veían lo que hacíamos, vinieron a conocer mi territorio, cómo se vive. Cada vez que me dicen: "vamos a ir a conocer el territorio de Ismael", me pongo feliz porque así conocen el lugar, cómo convivimos nosotrxs porque a veces no tenemos agua. Yo siempre les digo cuando vienen que les ofrecemos lo que tenemos, no tenemos mucho y está es la vida de nosotros, de bañarse con un poquito de agua y con una taza o usar una botella. No tenemos más agua, no tenemos ducha, no tenemos calefón, para calentar agua hay que hacer fuego, cuando tenemos frío también hacemos fuego. Para que vean como es la vida del norte y de la gente humilde", narró.
Alejandra cuenta la realidad que vive en su territorio para concientizar sobre las problemáticas que afectan a las comunidades indígenas, como el agua en mal estado. Señala que debido a perforaciones, el agua que consumen sale "arenosa". En otras ocasiones, cuando el municipio les ha llevado agua lo han encontrado no apta para el consumo. "Pareciera agua de charco, agua turbia, tiene olor a barro podrido o sino a pescado muerto, por eso muchas veces lxs niñxs se enferman les agarra vómitos, diarrea, no solo a niños, sino también, a los ancianos que se enferman", reveló.
En cuanto al servicio de salud, les trabajadores del hospital casi siempre están de paro, una de las denuncias es que "no hay médicos". Por otro lado, en las farmacias escasean medicamentos. "El hospital de Sáenz Peña es grandísimo, pero ¿de qué nos sirve que tengamos un Centro de Salud, un hospital hermoso, grande y no haya médicos? Muchas veces de Sáenz Peña te llevan a Resistencia y si en Resistencia tenés suerte volves vivo", relató.
En cuanto a las viviendas, en el Chaco Norte, en Sáenz Peña, hay familias que aún siguen viviendo en casas de chapa o de lona. Según cuenta Alejandra los planes de vivienda se concentran en zonas donde no cuentan a las comunidades, haciendo notar una desigualdad e invisibilización. Por lo que Ale siente la necesidad de que la gente visite el territorio para ver con sus propios ojos la discriminación y racismo del estado. "El centro de Chaco Sáenz Peña es hermosa su ciudad, pero siempre hay que ir un poquito más a sus costados donde viven las comunidades, donde hay barrio humilde, territorios dónde es solo campo, eso tienen que ver cuándo se recorre. Ahí se ve la necesidad, dónde tapa el intendente y el gobernador".
El contraste con Buenos aires
"Chaco es estar alrededor del fuego, cocinar a la orilla del fuego, tomar mate a la orilla del fuego. Cuando visito Bs.As disfruto la vida que las hermanas me brindan y me acostumbro. Luego llegó a Chaco y otra vez se necesita ayuda, realmente uno no tiene y eso es doloroso. En tu territorio vos ves la necesidad", relató.
La vida de una madre indigena que vive en territorio vulnerado por el estado y que busca justicia no es fácil. Más aún, al intentar transformar ese dolor en solidaridad tampoco es facil, pues resolver el minimo de alimento para les niñes se ve obstaculizado.
Marchar con la esperanza de tener justicia
El 3 de Septiembre se marcha por justicia para Ismael, pero Ale no lo hace sola pues ella camina con otras madres con quienes comparte el dolor y el grito de justicia por todes les pibes arrebatados por la violencia y represión institucional. "Aunque la justicia haga oídos sordos sabemos bien que con todo lo que hemos caminado acompañarnos en los juicios con las madres, al estar ahí no sé si llegaremos a tener algún día un juicio en qué el asesino y la bala del estado pague y tenga una cárcel común", sostiene y agregá: "Sé que así no nos devolverán a nuestros hijos pero que paguen y que no ande suelto un asesino."
La causa nunca fue fácil, el juez rechazó casi todos los pedidos del abogado, como el pedido de presentación de los Doctores que asistieron a Coki, la testigo que dijo que entraba a las 6 de la tarde a trabajar con el asesino negó el disturbio, y hoy no se sabe dónde está. La defensa no cuenta con acompañamiento de ninguna organización de derechos humanos por lo que el abogado trabaja solo.
A pesar de la adversidad Alejandra continua caminando con enorme fortaleza espiritual, aferrada a la memoria y esperanza, pero es preciso acompañamiento y reciprocidad a la enorme lucha que da por las niñeces racializadas e indígenas. "Quiero que la gente que me conoce, que me conoció junto a las hermanas indígenas por el buen vivir, y conoció mi dolor y las hermanas que también conocí por su dolor sepan que me han fortalecido, que me ayudan a seguir luchando, como las mamás de Gatillo fácil y cada territorio que recorro me fortalece", agradeció.
Las donaciones se pueden realizar a través de Cbu: 0170295040000031233088 a nombre de Alejandra Ciriaco.
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