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NACIONALES

17 de abril de 2022

440 años de la fundación de Salta: una historia de resistencia diaguita

En 1543 el cacique Juan Calchaqui dió el primer grito de libertad. Se conformó la Confederación Diaguita, lo que terminó derivando en enfrentamientos con la corona española. Entre 1560 y 1667, sucedieron las Guerras Calchaquíes.

La ciudad de Salta conmemora hoy 440 años de su fundación a manos del licenciado en derecho Hernando de Lerma. El enviado directo del virrey Francisco de Toledo llegó al territorio hoy capitalino un jueves 3 de abril de 1582. Ya en estas tierras, acampó y planificó la fundación de la nueva ciudad, lo que ocurrió un domingo de Pascua, el 16 de abril de 1582. El lugar elegido para el acto fundacional fue el centro de lo que en la actualidad es la plaza 9 de Julio, en ese momento bautizada como Plaza de Armas.

En diálogo con Salta/12 el reconocido historiador Miguel Cáseres contó que Lerma llegó y se asentó en tierra de guerra. En ese contexto, ordenó que ninguna persona se ausentara sin su autorización y decretó la pena de muerte para quienes trataran de huir del sitio, con armas o sin ellas. No admitía ni siquiera el pretexto de salir a cazar, y en caso de romper esta regla, se aplicaba una pena de diez noches de vela y centinela, todo lo que quedó registrado por Rodrigo Pereyra, el primer escribano de la historia provinciana.

En su texto "Penas y alegrías de un amor", Cáseres relató que para la fundación Lerma tenía que contemplar sí o sí al cabildo, que no era un edificio como se conoce hoy, sino una institución base de la administración del poder colonial. Los funcionarios políticos del momento solo se congregaban lunes y viernes, dos veces por semana, para tratar lo conveniente al bien y unidad de la ciudad.

El historiador subrayó que la fundación de Salta fue anhelada por la corona española, porque era un lugar estratégico, entendiendo que en Potosí (Bolivia) se estaba dando una gran explotación de minerales. Era "la caja fuerte del poder imperial", describe el historiador. Por esto la colonia necesitaba cubrir "el patio trasero", que implicaba el desembarco en todo el territorio argentino, empezando por el norte hasta llegar a la Patagonia.

"Se necesitaba un momento fundacional, según las aspiraciones de Europa", dado que el puerto de Buenos Aires aún no existía, pero ya había una fuerte expectativa de desembarco. No obstante, en el noroeste argentino se encontraron con la resistencia indígena, encabezada por el Pueblo Diaguita, y bajo la figura del cacique Juan Calchaqui, sin acento en la "i", pues así se pronuncia en el idioma cacán, que predominaba en ese entonces.

En 1543 el cacique dió el primer grito de libertad, y se conformó la estrategia de resistencia al poder imperial, creándose la Confederación Diaguita, lo que terminó derivando en enfrentamientos directos con la corona española. Entre 1560 y 1667 sucedieron las Guerras calchaquíes, que tuvieron lugar en la región de Tucma, en el noroeste del actual territorio argentino, que comprende a las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja. A pesar de la resistencia, la fundación de Salta se llevó adelante, y Lerma ordenó el desalojo de una comunidad originaria que estaba en lo que hoy es el centro capitalino. El 16 de abril plantó el rollo-picota o palo de la Justicia, que era un rudimentario tronco clavado en la tierra. Allí se hacían rituales de características feudales que se estilaban cuando se fundaban ciudades y también simbolizaba el lugar elegido para el ajusticiamiento de malhechores o sujetos que la justicia consideraba "merecedores de pasar al otro mundo".

"América no estaba despoblada al momento de la conquista", recordó el historiador; en el caso puntual de Salta, ya contaba con comunidades sedentarias (los mismos diaguitas; además de otros pueblos recolectores). "La gran resistencia manifiesta se dio con los pueblos diaguitas calchaquis", dado que ni los incas ni los españoles pudieron ingresar al territorio indígena en su totalidad hasta inicios del siglo XIX, después de ejecutada la llamada Conquista del Desierto.

El día posterior a la fundación de Salta, Lerma repartió los terrenos a quienes aportaron y apoyaron todo ese proceso. Y lo hizo a través de tres maneras. La primera unidad de medida fue hasta donde aterrizara el tiro de un cañón. La segunda, fue hasta donde llegara la vista de quien reclamaba terrenos. Y la tercera, era a través de un plano, donde el recompensado marcaba qué territorios quería quedarse.

"Todo eso significaba recursos, sean ríos e incluso los seres humanos que allí vivían porque resultaban la mano de obra", explicó Cáseres. Por lo que supone que todo ese sistema de dominación fue una estructura tendiente a la esclavitud. El historiador subrayó que a pesar de que hoy se la considera a Salta como La Linda, es preciso tener en cuenta que "para muchos significó el soterramiento de todos sus derechos y posesiones". En ese sentido, esas posesiones no sólo eran materiales sino arqueológicas y culturales. "Para los pueblos originarios fue trágico", manifestó.

El idioma de los vencedores

No se sabe con certeza cuándo falleció Juan Calchaqui. El historiador Mariano Zorreguieta dirá que fue alrededor de 1612.

A pesar de la ausencia del dato, para Cáseres es claro que la figura del diaguita debe ser revindicada, más teniendo en cuenta la desaparición total de pueblos y lenguas indígenas. Hoy Salta cuenta con 14 pueblos originarios. La ley provincial 7.121 reconoce a los pueblos Kolla, Diaguita, Wichí, Chorote, Chané, Chulupí, Guaraní, Toba y Tapiete. Mientras que pelean su reconocimiento los pueblos Iogys, Tastil, Atacama y Lule.

Hoy hablamos el idioma de los vencedores, sin embargo, creo que es válido y saludable que podamos recalcar (la figura indígena) desde la reflexión porque genera conciencia nacional y nos moviliza en pos de la defensa de los recursos estratégicos de la Nación desde una visión continental", expresó el historiador salteño, autor de diversos libros que hablan de la fundación de Salta, Martín Miguel de Güemes, y sitios emblemáticos de la ciudad como el Parque San Martín y el Mercado San Miguel.

Para Cáseres, es importante tener presente la "unión americana", expresión de la resistencia de los pueblos, y los estados, de América del Sur. "No quiere decir no tener relaciones diplomáticas, sino hacerlo dentro de la linealidad de lo que significa independencia y soberanía", expresó.

Por eso, para el historiador también es imprescindible destacar las luchas y personajes históricos que hubo a lo largo del tiempo.

"Aquí, abundan paisajes que colmarán los ojos de propios y visitantes con los mejores colores y podrán gustar vinos de inigualados sabores. Aquí, en nuestro valles, donde el paisanaje camina despacito y arqueadito, como leyendo sus pasos, luchamos cuando hay que luchar, porque sin lucha no hay libertad, cantamos cuando hay que cantar, porque sin canto no hay felicidad. Pregonamos la unidad, porque sin ella no hay posibilidad", manifestó en su texto "Penas y alegrías de un amor".

Fuente: Maira López Periodista. Escribe en Salta12.

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