A una semana del inicio del fuego, los bomberos voluntarios de la provincia continúan en la lucha contra su avance que en tan solo siete días, consumió 47.000 hectáreas de vegetación. Desde el gobierno provincial informaron que «los focos continúan activos», aunque con «menor actividad».
El número de 47 mil hectáreas afectadas en una semana, publicado por el Gobierno provincial, generó una importante alerta en todo el país. De esas hectáreas, 40 mil se encuentran en Punilla, 5.100 en Chancaní y 2.200 en Villa Berna.
Durante los últimos días, el punto ígneo más preocupante era el de Capilla del Monte, pero los bomberos lograron controlarlo. Lo mismo ocurre en el foco de San Marcos Sierras, que está “bastante controlado”, tal como precisó el ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, a medios de comunicación.
En todas las zonas los bomberos advierten que por los vientos los fuegos, aun controlados, se reinician. Las autoridades reiteraron que rige alerta extrema por riesgo de incendios forestales. Los equipos de bomberos trabajan “apoyados por siete aviones hidrantes y seis helicópteros que no dejan de dar batalla al avance de las llamas”, según detalló el gobernador Martín Llaryora, quien también agradeció el aporte de aeronaves y pilotos provenientes de la provincia de Buenos Aires, de Santiago del Estero y del Plan Nacional de Manejo del Fuego. Ambulancias y un hospital móvil con todo el equipamiento se encuentran apostados para atender a vecinos y brigadistas.
Mientras tanto el gobierno de Javier Milei no tiene previsto por ahora declarar la emergencia nacional, confirmó el vocero presidencial, Manuel Adorni.
Comunidades indígenas afectadas
originarios.ar converso con una de las integrantes de la comunidad de la comunidad Tulian del pueblo comechingón de San Marcos Sierra, quien reflexiono acerca de este y otros incendios que se han producido en la provincia mediterránea de Argentina.
“Soy Celeste bueno justamente nosotros somos parte de los que hemos estado en el territorio no solamente en este incendio, este fue como el más tremendo de todos los que venimos viviendo, pero que vienen pasando en diferentes momentos, en diferentes años. O sea, generalmente es en primavera pero en diferentes años. Por la sequía, por los vientos”; Celeste agrego que “El frente que llegó más fuerte, llegaron varios igual. Se llegó por arriba de las sierras de un lugar que se llama El Hueco pero se había reiniciado en San Esteban, había mucho viento tremendo el viento y bueno se abrieron en un frente a un cordón montañoso de Curiputo bajó por unas quebradas y terminó bajando en la quebrada del río San Marcos donde ahí se lo contuvo y se lo se lo esperó”.
Todo fuego es político, la política y el agro, detrás del fuego
La pregunta recurrente que se realizan año a año los pobladores de las zonas afectadas por los incendios de bosque nativo es ¿por qué se quema el campo? Y la respuesta es siempre la misma: la íntima relación entre fatalidad, agronegocio, inversión inmobiliaria, turismo y política.
Hay un ambiente de entrega de los “bienes naturales” cristalizado en la aprobación de las leyes del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). No hay lugar en este gobierno para declarar «Emergencia Nacional» cuando decenas de miles de hectáreas de monte nativo (unas 52000 hectáreas quemadas en 7 días), de viviendas, de bosques se incendian minuto a minuto.
La libertad es para la destrucción de la tierra para especulación inmobiliaria, el agronegocio y la industria cárnica. Este gobierno, las principales fuerzas políticas y los medios de comunicación hegemónicos construyen sentido común instalando la idea de “incendios descontrolados”. Pero bomberos voluntarios, brigadistas, asambleas socioambientales y pueblos que se ven encerrados por el fuego denuncian que no es un accidente natural. Saben que estos incendios tienen una intencionalidad política-económica, lo han vivido en otras oportunidades.
ETAC
El Equipo Técnico de Acción ante Catástrofes (ETAC) es el grupo élite para catástrofes de la Policía de Córdoba. Depende del Ministerio de Seguridad y trabaja junto a los bomberos, pero por arriba de ellos. Son la élite. Más de 20 videos, fotos y audios aparecieron en las últimas 48 horas con el ETAC prendiendo fuego en mucho lugares y abandonándolos, reproduciendo el incendio. Y la indignación de los vecinos al merced del fuego no deja de crecer.
Compleja situación, pero es absolutamente real que “todo fuego es político”. Y no podemos dejar de hacer ese análisis si queremos entender qué está pasando.
El Plan de Manejo de Fuego fue creado por María Julia Alsogaray en el gobierno neoliberal de Carlos Menem y respondía a compromisos ambientales internacionales, derivados de la Cumbre de Río, obligatorios para el Estado argentino. Pero se le dio una doctrina propia, la ideología de ellos. El “Plan de Manejo del Fuego” nacional y su derivado cordobés, consideran al monte-bosque-pastizal como combustible que periódicamente e inevitablemente se prende fuego.
Hace pocos días el presidente de la Sociedad Rural de Jesús María y la vicegobernadora Myrian Prunotto afirmaban lo mismo: la existencia del bosque es el culpable del fuego. Destruyámoslo y se acaba el fuego (y crecen sus negocios).
En esa concepción, al fuego hay que manejarlo, dejarlo fluir, darle dirección, controlarlo sin que queme casas o bienes de empresas. Si no hay riesgo de “Interface” (es decir, de fuego cerca del límite de lo urbano y el monte), la orden a los bomberos y bomberas voluntarios es solo estar listos, no actuar. Y cuando la interface peligra, accionar.
El ETAC tiene orden de disminuir el material combustible, por eso prende fuego. No son contrafuegos que se realizan para pelar de vegetación una franja, como una calle de 50 metros, para lograr que allí se detenga el incendio. A los contrafuegos se los construye con topadoras y pala y picos, se pueden hacer con fuego con poco viento y con más humedad, porque si no se convierten en un nuevo foco de incendio. A esos cortafuegos de fuego se los cuida para que no desmadren.
Pero el ETAC prende y huye. En varios lugares los brigadistas vinieron y apagaron los fuegos del ETAC, y allí empezó la persecución a los brigadistas. Apareció otro grupo táctico de bomberos, el DUAR, para perseguir a los brigadistas que debieron esconderse en los bosques, mientras el ETAC seguía con sus “mecheros” prendiendo la espesura.
Si se quema todo lo quemable, se apaga. No importa que no quede más que desiertos y páramos, no importa que los ríos y lagos se envilezcan aún más. Apurar para que ya no haya más nada por quemar. Por eso aparecen las camionetas del ETAC por todos lados, y cuando se van queda el fuego dantesco recién prendido. No hay otra explicación técnica para estas acciones.