Integrantes de comunidades del Pueblo Wichí de Alto La Sierra, del municipio salteño de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia, vienen denunciando desde mayo pasado la venta de droga, alcohol y abusos a niños y jóvenes de sus comunidades.
A raíz de la difusión en medios nacionales de versiones de criollos que afirman ser “victimas de la violencia wichí», las autoridades ancestrales de las distintas comunidades de la zona aseguran que los «dealer» (vendedores y distribuidores de droga) fueron denunciados en reiteradas oportunidades, pero sin embargo no han tenido respuestas por parte de los organismos que deben intervenir para detener la venta de droga, alcohol y abusos a menores de sus comunidades.
El hecho que se divulgó fue la quema de un búnker de venta de drogas y alcohol que las y los integrantes de las distintas comunidades incendiaron el pasado mes de septiembre, pero trascendió en las últimas semanas a raíz de las entrevistas que criollos dieron a medios nacionales, tergiversando la realidad y mostrando a los indígenas como los violentos.
Sin embargo, la periodista Laura Urbano (página 12), escribió que en 2021, el medio Salta/12 había relatado los reclamos de comunidades de Alto La Sierra tras la muerte de un joven de 19 años que apareció ahogado en una laguna. En aquel momento ya se había denunciado el problema de las adicciones al alcohol y a sustancias como marihuana o la inhalación de nafta.
Este pueblo se hizo tristemente conocido en 2015, cuando una niña de 12 años de edad con discapacidad fue violada en banda. A la niña se la llamó simbólicamente “Juana” y solo pudo acceder a un aborto legal tras la intervención de la Justicia.
“Nos están infectado nuestros niños y niñas”
Alto La Sierra se encuentra a veinticinco kilómetros de la frontera con Paraguay y Bolivia, la población que reside en el lugar en su mayoría es perteneciente al pueblo Wichí y criollos, divididos por el paso del río Pilcomayo. Una de las características geográficas del lugar es que están en una zona de cientos y cientos de kilómetros de zona fronteriza en la cual no hay ni un sistema de monitoreo ni control, lo cual ha hecho que se convierta en una vía de entrada del narcotráfico desde hace más de quince años aseguran los caciques wichi del lugar.
El cacique Justiniano Pérez declaro a originarios.ar que “el problema central es el tema droga, alcohol e inhalación de nafta. El tema del alcohol es mucho más antes que el tema droga. Que nosotros venimos pidiendo a los hermanos criollos que no vendan a los chicos menores de edad. Tenemos alcohólicos dentro de nuestra comunidad. Y hace más o menos quince años atrás llegó la droga acá. Nosotros también veníamos diciendo: ´hermano, no lo vendan, no lo vendan a los chicos´”.
También indicó que “casi la mayoría de los chicos de aquí, de entre doce, trece, catorce y quince años son los que están drogándose, inhalan nafta. Y es el futuro de nuestra, nuestra comunidad. Eso es lo que vemos, nos están infectando el futuro de nuestra comunidad”.
“Nosotros sabemos quiénes son los criollos que nos están infectando los chicos de nuestra comunidad. Sabemos bien y hemos denunciado pero no sé por qué, no sé hace nada, no sé qué estamos esperando”, enfatizó.
Por su parte otro de los caciques, Elerio María indicó que “nosotros tenemos este gravísimos problema en nuestra comunidad, se hizo un relevamiento dentro de la comunidad hace más de un mes atrás que realmente nos tiene preocupados y es que dentro de nuestra comunidad tenemos casi cuarenta niños, digo niños porque tienen entre once a diecisiete años que realmente con un porcentaje muy alto de consumo de estupefacientes”.
Los caciques aseguran que esta situación en Alto de la Sierra, en la parte criolla no sucede, “no están infectando de drogas, de alcohol ni de nafta. Actualmente hay chicos adictos a la droga, alcohólico y hay chicos que al no al no poder comprar droga recurren a la nafta empiezan a inhalar nafta y últimamente ya se veía en la calle”
La manipulación y estigmatización mediática
En el mes de mayo pasado las comunidades auto convocadas advirtieron una vez más a las autoridades locales (policía, municipio), que la situación se estaba desbordando y solicitaron medidas urgentes para detener la venta de drogas y alcohol pero no fueron escuchados.
Las familias de las comunidades, en el mes de mayo señalaron que en una casa-búnker, era el lugar donde se realizaba la comercialización de estupefacientes y, además, era un aguantadero de donde salían y entraban mujeres wichi, desde niñas a adultas donde se las prostituía y abusaba. Los caciques señalaron que “no hubo un seguimiento a pesar de que hubo denuncia, la problemática siguió a pesar de ser un delito, es como que en estos últimos tiempos la gente como que lo naturalizaba”.
En el mes de septiembre nuevamente las comunidades movilizadas en búsqueda de respuestas de las autoridades se vieron muy afectadas al no obtener respuesta.” las madres que se vieron afectadas en el tema de la trata de personas de sus hijas, menores de edad, de once, doce, trece años, alcoholizadas, drogadas, en una casa de un criollo que usaban como un aguantadero, me parece que humanamente ninguna quisiera estar en ese lugar de la madre indígena”, se dirigieron al lugar señalado como una casa-bunker, de una familia criolla, la derrumbaron y prendieron fuego.
Elerio María reflexionó sobre la problemática de la drogadicción en Salta: “me parece que es un punto de inflexión, un punto en la que como como sociedad dentro de la provincia de Salta, como salteños nos debemos una charla, nos debemos una reflexión muy profunda porque hay cosas que realmente están sucediendo y hay cosas que sucedieron y que tienen un trasfondo y cuando digo un trasfondo, en estos últimos tiempos quizás esté marcando marcándolo en una línea de tiempo es que hace más de quince años que empezó a circular la droga