En estos meses se han confirmado una serie de datos a considerar de cara a la liquidación de divisas en marzo, si bien está transitando la de trigo y como comentamos es el “cash” del productor, diferente es para el exportador, y ni hablemos entre estratos de cada uno de esos roles. En el caso del exportador, obtiene ese diferencial vinculado a su rol de intermediario con otros centros económicos. Una especie de proveedor de materias primas. Por decir el caso de los granos exportados o se usan para alimentar a otros animales o industrializar para alimentos como el aceite de soja.
En la industrialización de los alimentos el maíz es utilizado como biocombustible, alimento de humanos, de animales y exportación como aceite y grano; los principales países (Brasil, Estados Unidos y Argentina) que a la vez si sumas a Ucrania, son los cuatro principales países exportadores. La Argentina cerró el 2023 con un incremento del 10,5% respecto a 2022, rompiendo un récord de producción de bioetanol de maíz (BCR, Edición 2136). De ello surge un interrogante ¿Cuándo inició este proceso? Sería un artículo de investigación, pero tomemos algunas notas de Fidel Castro (marzo de 2007), que advirtió esto en 2003 en su visita por Argentina, pero que terminó de confirmar con el anuncio de Bush en 2007. Estados Unidos realizó una revolución industrial en la rama automotriz.
Hoy la competencia no es solo la carrera espacial, sino la industria de la robótica, automotriz; el auto autónomo, como también hay tractores conducidos como drones. No obstante, mientras el mundo iba camino a la crisis del 2008, el 26 de marzo de 2007 el presidente Bush elogió los beneficios de los automóviles que funcionan a etanol y biodiesel, durante una reunión con fabricantes de vehículos, en la que buscó dar impulso a sus planes de combustibles alternativos, para ello se reunió con el presidente de consejo y director general de General Motors Corp, Rich Wagoner; el director general de Ford Motor Co., Alan Mulally y el director general del grupo Chrysler de Daimler Chrysler AG, Tom LaSorda.
Trazando un plan a 10 años para reducir un 20% el consumo de gasolina sería para 2017. Para llegar a ese 20% de reducción se requiere producir 320 millones de toneladas de maíz. Estados Unidos utiliza para la producción de bioetanol 136 millones de toneladas (2023) con una producción cercana a los 350 millones de toneladas. Para esta campaña se proyecta producir casi 400 millones de toneladas, luego hay que ver el ratio mercado interno y externo.
Por lo tanto, hoy el mundo, principalmente en la economía central evoluciona en una distribución de los alimentos entre la demanda para consumo humano, para animales (vaca, cerdo, pollo) que luego se consumen o exportan, y producir combustible para mercado interno y externo. Esto ha llevado a las economías periféricas tensiones en los precios internos. Brasil y Argentina, en diferente cuantía, producen maíz ¿Qué harán Lula y Milei en este contexto?
Siguiendo los datos económicos de precios de commodities a la baja, producciones por lo menos por arriba de los promedios, el problema no esta en “q” (cantidad) sino en “p” (precio), como se observa (hilo devaluación) los precios están, comparados con 2022, casi 100 u$s/tn abajo, durante 2023 y continua sin repuntar en 2024. Lluvias tardías, sequías prolongadas hacen suponer que si bien tenemos un “q” récord o por lo menos en niveles históricos el “p” no estaría acompañando influenciado, sumando variables al contexto, por dos cuestiones: la tasa de interés de la FED y la oferta exportadora en cantidad de otro países entre ellos: Estados Unidos, Rusia, Brasil, Unión Europea, China, Ucrania y Australia. Mayor oferta por ende menores precios, y además hay que considerar el stock de granos. Todo este combo hoy marca menos ingresos (pxq) por divisas para la Argentina ¿Cómo solucionará esto el gobierno de Milei y Toto Caputo?
Hay dos frentes internos pendientes: el impacto del aumento del gasoil en la cosecha que tiene que ser levantada y llevada a los centros de comercialización, industrialización y exportación; y la incertidumbre en los biocombustibles que no tiene una ley y genera más incertidumbre. Ambos factores podrían afectar a los productos agroalimentarios que consumen los trabajadores ¿Es posible transitar establemente marzo, abril, mayo y junio en este marco de incertidumbre y precios que no acompañan? No, por eso las proyecciones de ingresos pasaron de 41.000 a 22.600 millones de dólares (soja y maíz. Pero una medida llamó la atención, este semana, en el análisis y es que eliminaron una restricción para comprar MEP a los que operaron dólar Soja (PIE) (medida que sirvió para adelantar la cosecha a un dólar diferencial -una devaluación sectorial- durante 2022 y 2023), que en el último tramo de la medida ya no era solamente para la soja. El acceso igual es para las firmas agrícolas o firmas jurídicas o sea las empresas agropecuarias, exportadoras, que podrán acceder a resguardarse de la inflación y de una posible devaluación. Como plantean Hecker y Montagu “cabe agregar un factor más que incide y puede ser decisivo en la estrategia económica del Gobierno: los precios internacionales vienen jugando una mala pasada”.
Todo esto hace pensar que puede existir la posibilidad de devaluar ¿Lo anunciará? Porque sabe que sería ajustar no solo el salario sino una mayor caída del consumo y por ende afectar a las empresas atadas al consumo de los trabajadores (pymes, cooperativas) que realizan su “pxq” en base a la expansión del salario, luego de la devaluación del 120% que generó más hambre. Todos estos puntos desarrollados nada tienen que ver con el atraso ni el rezago, sino directamente con el plan renovado con el FMI. Decimos esto porque el contexto internacional ya es complejo para la situación social de la argentina ante una posible devaluación pero el FMI, además, si tomamos el acuerdo renovado tiene como objetivos: una tasa de interés por encima de la inflación (tasa de interés 110% inflación en enero 250%) ¿Está cumpliendo con el acuerdo Milei? correcciones del tipo de cambio (devaluación) y ajuste fiscal (ciencia y tecnología-tarifario-social) si tenemos en cuenta el acuerdo renovado.
La devaluación del 120% fue para cumplir un objetivo del acuerdo con el FMI y recibir el desembolso. Se sumó la implementación del ajuste en el presupuesto, que recayó sobre los jubilados y otras áreas de salud (pandemia de dengue) y de sistema científico tecnológico (generando fuga de cerebros y retrasando investigaciones para el desarrollo de la Nación), están congeladas o sin funcionarios que firmen las transferencias, ya que, además, se tomó por decisión del presidente Milei utilizar el presupuesto 2023 luego de 211% de inflación en ese año.
Entonces, se está cumpliendo lo que pide el FMI pero ahora le pide al Ejecutivo que estas medidas tengan el “acompañamiento político” dada la gravedad social imperante ¿Podrá el Presidente Milei ser capaz de generar ese acompañamiento político que le pide el FMI para las medidas adoptadas? Por ahora la liga de gobernadores acompaña a Chubut en su reclamo.
Por Ernesto Mattos. Director del IDEPI-UNPAZ, Economista UBA